El juego es una necesidad. Jugar es necesario, tanto para el
niño como para el adulto, aunque para cada uno tiene un significado diferente.
En el adulto el juego implica distracción, entretenimiento, descanso, alivio y
distensión; un tomar distancia de sus preocupaciones y ocupaciones; un
"perder el tiempo" de sus obligaciones de adulto para
"ganarlo" en placer en tanto que es persona. Para el niño, en cambio,
el juego es una función básica, un comportamiento totalizador que compromete
sus percepciones, su sensitividad, su motricidad, su inteligencia, su
afectividad y su comunicación; no es un simple pasatiempo ni una distracción
pasajera; mucho menos aún, una "pérdida de tiempo porque sí"...
No caben dudas de que el juego es una actividad básica y primordial para el desarrollo del niño; por tanto, las actitudes y comportamientos de los padres y demás familiares ante el juego, los juguetes y el jugar del niño imprimirán huellas imborrables en su personalidad en formación. Por esto, en todo momento y ante cualquier circunstancia, es NECESARIO recordar y tener presente que la salud física, mental y emocional de todo niño depende del marco dentro del cual los padres le permitan crecer.
Fuente: Psicoactiva.com
Artículo: Ma. Alejandra Canavesio. Psicopedagoga
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