“Hay
alguien afuera”
Vivía con mi
mamá y mi hermano Fernando, dos años mayor que yo. Vivíamos en el campo, un
campo enorme, tan grande que podías llegar a perderte, vivíamos ahí, en realidad nos hospedábamos ya que el campo
era del amigo de mi madre y nos lo prestaba, ya que no teníamos donde vivir por
el momento.
El camper en
el que vivíamos no tenía ventanas, ni luz, pero a unos metros había una caseta
que tenía luz, un televisor, mesas y sillas. Con mi hermano íbamos de vez en
cuando. Teníamos una consola de videojuegos donde jugábamos la mayor parte del
día. Era un fin de semana, mi mamá se acostó temprano y nos dejó jugar un rato
en la caseta donde estaba la televisión con la consola. Eran las 11:30 de la
noche, estaba todo oscuro y frío, estábamos jugando y de repente oí un ruido
muy extraño que venía de afuera, me asusté un poco, le pregunté a mi hermano si
había oído ese extraño ruido, pero no… él no oyó nada de nada. Pasaron unos 30
minutos y volví a escuchar ese mismo ruido, pero aún más fuerte, mi hermano
también lo había escuchado; pasaron otros 30 minutos y se había ido ese ruido,
mi hermano tenía ganas de ir al baño, yo dije que lo esperaba. Fernando tardó
un poco en volver, así que fui a buscarlo y también a traer algo de comer
porque tenía hambre y mi mamá estaba dormida. Cuando iba a salir entró alguien,
pensé que era Fernando, no pude reconocerlo porque se apagó la luz, no sé
porque. Fernando parecía frío y duro, me alarmé por eso y lo dejé pasar, cuando
fui a buscar algo al camper, él me seguía, es más, estaba a unos 10cm de mí, yo
no le di importancia y seguí caminando. Cuando llegué a la puerta del camper
para entrar, entré y Fernando se quedó afuera, me sonrió con una risa muy
tenebrosa y macabra. Dejé la puerta un poco abierta. Cuando iba a entrar al baño, me lo encuentro a Fernando,
me sorprendí, ¡fui corriendo hacia la puerta rápidamente y el otro Fernando ya
no estaba!, me asusté demasiado y grite fuerte, con todos mis pulmones. Mi mamá
se levantó rápidamente y me pregunto, ¡¿qué paso?, ¡¿qué paso? Y yo le conté todo,
pero no me creyó. Fernando dijo que me habré confundido y me llevó hasta la
caseta arrastrándome. Seguimos jugando un rato, pero yo aún seguía con ese
temor, después escuchamos un ruido fuerte de alguien que arañaba la puerta,
Fernando insistió para salir a fijarse que era y yo lo dejé…
Me partí de
lágrimas cuando escuché un grito fuerte de él, vino corriendo y me dijo que era
mi mamá, pero no era ella era algo macabro. Nos encerramos, pusimos mesas y
demás en la puerta para que nada entrara, al final pudimos dormir y mi mamá
tuvo que llamar a su amigo para que abran la puerta, ya que nosotros no
dejábamos que la abran. Hasta el día de hoy no sabemos que fue lo ocurrido
aquel día, pero prefiero no seguir hablando del tema…
Agustín Fernández
Ocubre 2014
Felicitaciones Agustín!!! Excelente relato. Espero poder leer más producciones tuyas, así que...a seguir escribiendo!!!! =)
ResponderEliminarAndrea.